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jueves, 5 de agosto de 2010

Sorpresa

No estoy segura de haber dormido mucho. Me despertó el olor a tocino y la emoción de conocer a mi amigo sorpresa.

Mis sueños no fueron nada parecidos a los de la noche anterior. Hoy no había soñado. Esto era raro y no sabía si era buena o mala señal. Me levanté de la cama imaginando que mis padres estarían en la cocina. Al salir me vi en el espejo comprobando que mi falta de sueño no se notara tanto. Era casi imperceptible pero lo que me delataba era lo blanco de mi piel y lo rojo debajo de mis ojos. Nunca había pensado en usar maquillaje antes de salir de mi cuarto por la mañana pero no quería que mis padres se preocuparan. Puse un poco del maquillaje debajo de mis ojos y no se noto nada. Salí en ropa de dormir. Mientras caminaba a la cocina agudicé mi oído en busca de una voz diferente a la de cualquiera de mi familia. Nada.

- Buenos días hija. ¿Deseas comer? – preguntó papá en tono dulce

- Sip – dije dando un saltito hacía la silla más cercana

- Espero que te guste.

- Mamá, ¿no crees que es demasiada comida para una sola persona?

- ¿Qué? No, por su puesto que no.

- Eres muy exagerada – reí - ¿Dónde esta Jake? ¿Y mi sorpresa?

- Jacob está a punto de entrar y tu sorpresa no ha llegado.

Intenté agudizar mi oído para buscar las pisadas de Jacob. Nada. Lo estaba intentando con tanto esfuerzo que el sonido de la puerta al abrirse me hizo pegar un salto.

- ¡Buenos días! –gritó Jacob desde la puerta

- Bienvenido, Jacob. ¿Quieres comer? – le ofreció amablemente mamá

- ¡Claro que sí!

Atravesó el espacio desde la sala al comedor en dos zancadas. Se sentó en la silla contraria a la mía. Cuando pasó a mi lado me dio un beso dulce en la mejilla al cual mi padre respondió con un gruñido y un “perro” entre dientes.

- Edward, compórtate - le reprendió mamá al oído cuando pasó a su lado.

- Gracias, Bella. –respondió Jacob con una sonrisa presumida dirigida a mi padre.

- ¿No se supone que dejaron atrás los rencores?

- No es rencor… Eres mi hija, Renesmee. Eres muy joven todavía para este tipo de situaciones.

- Si claro. Bella y tú eran peores.

- Jake, estoy comiendo. No me hagas vomitar. - gemí

Jacob rió a carcajada limpia. Estoy segura que si mamá se sonrojara, en estos momentos estaría de un rojo intenso. La vi de soslayo y tenía una sonrisa tímida y papá bufó.

- ¿De qué sorpresa hablaban antes de que entrara? –preguntó Jacob.

- Alice vendrá con un… semivampiro y semihumano. Como yo. No sé a que hora. Es una sorpresa.

- ¿Él? ¿Cómo? ¿Es como el de Las Amazonas?

- No te preocupes, Jacob. No es como Nahuel. Él viene de Inglaterra. Es diferente a Nahuel y no ha probado sangre. No estamos seguros del por qué. Alice vendrá pronto a explicarlo. Sorpresa para Nessie porque entonces no es la única aparte de Nahuel. Podría llegar a ser parte de la familia. – dijo papá respondiendo a todas las preguntas que Jake había hecho en voz alta y en su mente.

- ¿Inglaterra? ¡Wow!

- Edward es ¡Sorpresa! – rezongó una voz detrás de la puerta. ¡Alice!

- Ups – dijo papá sonriendo.

- Jacob cúbrele los ojos a Nessie.

- ¿Qué? No. ¿Por qué debería de hacerlo?

- No discutas.

- Claro, claro.

Jacob cubrió mis ojos con sus cálidas manos poniendo su barbilla entre mi clavícula y mi hombro. Me dio un beso debajo de mi oreja que me hizo estremecer y me dijo al oído: “te quiero”. Eso definitivamente lanzó mi muro de resistencia al suelo. Me voltee para tener su embriagante aliento más cerca de mí. Mi padre carraspeó. Me reí tímidamente y quite las manos de Jake para poderme dar la vuelta. Voltee mi cara hacía la suya poniendo mi mano detrás de su cuello. Estaba a punto de besarlo cuando mamá interrumpió. Ella me tomó la cabeza y me puso de frente, otra vez. Me vendó los ojos con sus manos y me dio un beso en la coronilla. Escuché que Jacob refunfuñaba y Alice afuera zapateaba insistentemente, una señal de desesperación.

- Jacob es el único favor que te he pedido y lo hechas a perder. Nessie eres exactamente igual que Bella… no pueden controlar sus impulsos. Aunque Jacob no ayuda para nada. – dijo Alice molesta haciéndole un sonido con la lengua de disgusto a Jacob.

- Lo siento, Alice – dije entre balbuceos tímidamente, sentía que mis mejillas se estaban tornando de un intenso color carmesí y más aún porque mi amigo sorpresa es muy probable que haya estado allí.

No estaba muy segura de que estuviera allí hasta que escuché una risilla sofocada y la respiración tensa de Jacob. Sabía que a Jake no le hacía mucha gracia esto de nuevos miembros en la familia y menos parecidos a mí. Ni si quiera le agradaba Nahuel, decía que él me quería más que una amiga pero yo no estaba nada segura. Jake había aceptado a Lauren y a Damien porque sabía que nunca habían matado a un humano. No le agradaba lo nuevo y menos si no sabía exactamente de qué se alimentaban; sin embargo sabía que había algo más. No podía preguntarle en estos momentos porque seguramente Alice tendría mucho que explicar. Le preguntaría en la noche.

Mientras pensaba en eso no le puse atención a la discusión entre Alice y mi madre hasta que pude poner un poco más de atención.

- Oh vamos, Alice. Está lista

- No estoy muy segura. No sé como iría a reaccionar respecto a –vaciló-. Su don.

- Sigo aquí –protesté

- ¿Su don? – preguntó Jacob ignorando mi protesta

- Ya te lo explicaré. Bella ya puedes quitarle las manos de los ojos.

- Bueno.

Cuando abrí los ojos de nuevo. Frente a mis ojos estaba una persona de no más de veinte años, creo que tenía físicamente veinte o si mucho, veintidós… Él tenía unos ojos penetrantes color verde obscuro que me miraban con curiosidad y expectación a la vez. Sus cejas eran negras y enmarcaban sus ojos a la perfección. Traía el cabello marrón claro un poco revuelto y escondido en un gorro color gris. Tenía un pequeño lunar en su mejilla derecha y cuando me sonrió se movió. Sus pómulos estaban levemente marcados y su nariz era perfecta. Las pestañas espesas de sus ojos se movían de forma exagerada cuando parpadeaba. Se desplazaba sinuoso y sincronizado. Me pareció muy guapo aunque no más que Jacob. Aún no sabía cual era su don y me ponía ansiosa.

- ¿Cuál es su don? No me asusto fácil – dije intentando parecer casual

- Su don no es como el de cualquiera de nosotros, hija. – me explicó papá.

- ¿Me puede matar?

- No, pero no es solo uno.

- ¿Se puede tener más de uno?

- No sabíamos que era posible pero sí.

- Disculpen que interrumpa. No soy peligroso. No le haré daño. Lo prometo –dijo el joven.

Jacob gruñó y se acercó a mí con ademán protector. Me tomó por la cintura dulcemente aunque sabía que era su forma de decirle sin palabras que él estaba dispuesto a luchar. Busqué su mirada y le tomé la mano. “Todo esta bien” le dije mentalmente. Él asintió aunque con desconfianza. Observé por el rabillo que Jake levantaba la mirada hacía el desconocido que había interrumpido.

- Lo prometo – repitió aunque esta vez era más dirigido a Jacob que a mi padre o a cualquiera de los otros.

- Edward… -dijo Jacob

- Preséntate – le dijo papá al desconocido.

- Bien. Hola, me llamo Dominiq. Tú has de ser Renesmee ¿Cierto?

Asentí, no estaba segura que fuera a ser capaz de destilar mi voz.

- Imagino que tú al igual que tu compañero – dijo dirigiendo una mirada a Jacob-. Deben de tener mucha curiosidad respecto a lo que dijeron de dos dones. Bien pues yo tengo el don de la telequinesis, puedo mover cosas con mi mente. A la vez con mi mismo don de la mente puedo controlar tus recuerdos y trastornarlos a mi antojo. Puedo cambiar tu forma de ver las cosas y tus decisiones.

- Wow- fue la única palabra que fui capaz de articular.

- ¿Qué tanto puedes levantar con tu mente? – preguntó Jacob

- No he intentado levantar mucho.

- Interesante – dijo Emmett desde afuera de la casa -. ¿Quieres intentar conmigo?

- ¿Quién es? – preguntó confundido Dominiq

- Emmett- contestamos todos al unísono.

- Bienvenido a la familia – dijo Carlisle.

No me di cuenta a que hora toda mi familia se fue acercando a la cabaña a conocer a mi sorpresa.

- No tengas miedo. No te harán daño – dijo Jasper en tono tranquilizador.

- ¿Y tú como sabes que tengo…

- Ya te lo he explicado Dominiq – interrumpió Jasper.

- Lo olvidé

- Es fácil hacerlo pero te acostumbraras – le dijo mi madre dulcemente.

No entendía nada. Él en serio sería parte de mi familia o mis oídos y mi imaginación estaban yendo demasiado lejos. Jake aún seguía a mi lado aunque menos tenso, imagino que lo interesante de los dones lo había relajado un poco. Yo seguía viéndolo fijamente. Jacob no se volteaba para verme así que le dirigí una mirada más intensa a la cual bajó la mirada y examinó mi expresión. Me tomó de la mano y me sacó de la casa. Supongo que mi expresión delataba la mayoría de todo lo que sentía, confusión y curiosidad. Sabía que papá me podría contestar todo lo que se estaba preguntando mi mente pero no lo hizo.

Caminamos varios kilómetros lejos de la casa, ninguno dijo nada mientras caminábamos. No me di cuenta que tan lejos estábamos yendo hasta que divisé el arroyo más allá de mi vista. Me detuve en seco. Jake se detuvo al mismo tiempo que yo, quedamos frente a frente. No quería verlo a los ojos así que dirigí mi mirada a su pecho. No dijo nada pero sentía su intensa mirada en mi rostro. Luego de un rato decidí levantar la vista, me encontré con sus ojos marrones llenos de preocupación y confusión. Podía imaginar que pasaba por su mente sin que me lo dijera o sin necesidad de mi padre, le preocupaba mi repentina confusión y no sabía a qué, por lo tanto se sentía muy confundido.

- ¿Nessie? ¿Estás bien? – preguntó con un tono de demasiada preocupación. No le contesté y bajé mi mirada. –Nessie, amor. ¿Está todo bien? – preguntó poniendo un dedo bajo mi barbilla, obligándome a verlo a los ojos, su voz tenía un grado de desesperación que nunca había oído. Sus ojos tenían la preocupación gravada y su color marrón empezaba a cambiar por un negro. No sabía que tan grande era el daño que le hacía al no decirle que era lo que estaba mal hasta que lo vi en sus ojos. Me estampé contra él en busca de consuelo y en busca de quitarle su dolor. El dolor que mi confusión le producía. Sus labios siguieron los míos aunque con cuidado y muy tensos, realmente le preocupaba. Detuvo el beso, su preocupación y desesperación eran muy grandes para desaparecer tan fácilmente.

- ¿Me vas a contestar? ¿Nessie? ¡Dime! ¡Me vuelves loco!

- Yo estoy loca por ti – dije en un susurro intentando desviar el tema. No funcionó.

- ¿Está todo bien?

- Supongo

- ¿Nessie?

- Simplemente estoy confundida y asombrada ¿De acuerdo?

- ¿De acuerdo? – dijo exasperado.

- No sabría como explicarte como me siento en estos momentos

- Y la solución es no decirme… ¡Muy considerado de tu parte, Nessie! Me traes loco ¿Sabes? Por favor. Dime que es lo que está mal, dime que te confunde

- No lo sé. Creo que el hecho de un nuevo en la familia como yo y aún más fuerte que yo, me confunde un poco. No estoy segura, a ti te gusta él, a la familia también. No quiero que se olviden de mí… - esto último lo dije en un susurro, no tenía idea de lo que de verdad me asustaba hasta que mis propias conjeturas y palabras me lo dijeron. Yo estaba celosa de Dominiq, temerosa que me cambiaran por él.

Jacob al escuchar esto bajo su mano hacia mi cintura para atraerme más a él, no refunfuñe porque su calido cuerpo era como un total antibiótico a mis celos. Cuando tenía la cara enterrada en su pecho él bajó su cabeza hacia la mía, teniendo su boca en mi oído me dijo “Te quiero y nunca te voy a cambiar. Tu familia tampoco lo hará, eres única, amor, y todos te queremos de esa manera”

- ¿Seguro? – pregunté temerosa

- ¿Dudas de mí?

- Por su puesto que no

Cuando terminé de decir mi respuesta abracé más mi cuerpo alrededor del suyo, coloqué mis manos detrás de su cuello retorciendo entre mis dedos su cabello obscuro. Percibió mi necesidad convirtiéndola en suya al mismo tiempo. Me besó con dulzura y cariño, no podía dudar de sus palabras, sabía que me quería y que no había fuerza capaz en este mundo de separarme de él. Cuando abrí mis ojos descubrí los suyos, toda la duda había desaparecido en él, para ser remplazada con la dicha y el orgullo. Dejé que me abrazara por más tiempo hasta que escuchamos a dos personas acercándose, no sabía cuanto habíamos caminado. Me tomó de la mano y esperamos para saber quién venía por nosotros. De los arbustos observamos aproximándose a mis padres, ambos venía con la incertidumbre grabada en sus rostros, incluso papá. Les sonreí y sus expresiones cambiaron, notaron mi estado de ánimo; que ahora estaba extremadamente mejor. Mi madre logró esbozarme una media sonrisa y llegó a mi lado para tomarme muy fuerte en un abrazo y dijo en mi oído “Te quiero: más que a mi propia vida” cuando dijo esto último pasó su mano por el medallón de oro que descansaba en mi cuello. Papá me deposito un beso en la coronilla e intentó ignorar que Jacob me tenía tomada de la mano. Tan grande era el esfuerzo de papá por ignorarlo que cuando le dio un pequeño golpe juguetón en el hombro a Jacob pareció más un recordatorio que estaba presente, el aludido solo le enseñó una sonrisa enorme. Esta escena parecía más que íntima, por primera vez parecíamos una familia normal: con una madre consentidora, un padre celoso y un novio… bueno no sabría que decir sobre mi novio. Sabía que era una de las personas más hermosas que había visto en mi vida, su tez color marrón claro y sus ojos marrón fijos en mí eran más de lo que nunca había pedido.

- Disculpen interrumpir tan bello momento pero creo que es un poco descortés dejar a Dominiq solo. – interrumpió Alice desde atrás.

- Totalmente de acuerdo – asintió mamá pero al darse cuenta de lo que mi rostro mostraba, que ahora había cambiado a un gesto asustado, vaciló.

- Hija, ¿te quieres quedar un momento con Jacob o nos acompañas? – dijo papá que tembló levemente al sopesar la primera opción que me planteó.

- Los acompañamos – aclaré, tomando más fuerte la mano de Jacob. Él asintió y me apretó un poco más de manera instintiva. Sabía que no le hacía ninguna gracia que le restara importancia a mis sentimientos pero ya me sentía lista.

Me creía capaz de hablar con Dominiq, mi ataque de celos e inseguridad estaba completamente erradicado y me di cuenta que era completamente estúpido preocuparme por algo sin sentido. Lo sabía con toda certeza, la razón de la atención para Dominiq eran sus extraños dones, su fuerza y determinación para querer venir con Alice a formar parte de la familia. Mis pensamientos me tenían absorta que no me di cuenta hasta que sentí los escalones de la mansión bajo mis pies. ¿A qué hora la familia se había ido a la mansión? ¿Habían corrido tan rápido que no pude sentir el roce del viento? ¿Qué tan absorta había estado? ¿Me habré quedado dormida? No sabía nada y me sentía desubicada. Mis pensamientos seguían recordando el rostro de Dominiq. El hilo de mis pensamientos estaba en como había llegado a la mansión. Mis pensamientos sucedieron en tan poco tiempo que no había terminado de subir los cuatro escalones del porche que dirigían a la puerta principal. Mientras mi mente volaba, pensé que nadie se había dado cuenta de mi repentino cambio. Ahora ya no estaba absorta en nada en concreto.

- Edward, ¿Qué piensas sobre el asunto de los poderes de… ¿Cómo se llama?

- Dominiq. Intenta no ser descortés, Jacob- siseó mi madre en un susurro.

- Claro, claro – refunfuñó Jacob.

- Compórtate – le regañé. El sonrió.

- Bienvenida de vuelta, hermosa – me dijo quitando un cabello de mi mejilla. Emmett abrió la puerta con una sonrisa socarrona y traviesa. Supuse que había retado a Dominiq o esperaba que mi padre le diera un golpe a Jacob por lo que acababa de decir. Al contrario mi padre no lo golpeó solo gruñó casi inaudiblemente y mi madre le rozó el hombro en gesto tranquilizador.

Sabía que mi madre tampoco era fanática de la intimidad entre Jake y yo, pero confiaba en él: igual que yo. Sabía que no era tan estúpido para poner su cuello y su vida en riesgo, la amaba demasiado. Mientras mis pensamientos recordaban porque Jacob amaba tanto su vida alguien se aclaró la garganta atrayendo mi atención, cuando volteé descubrí que no era para atraer mi atención sino la de Dominiq, que tenía la mirada fija en mí; no era una mirada agradable ni especulativa. Me veía como si… le gustara. Ese rápido nuevo descubrimiento me hizo buscar la persona de donde provenía el tono molesto, era Jake aunque recorriendo la sala descubrí que no solo había sido una sola persona si no tres. Mi padre probablemente veía lo mismo que yo y los pensamientos de Dominiq lo habían hecho proferir dicho sonido. Mi madre pensaba que no era de buen gusto fijar la mirada en alguien y menos teniendo en cuenta que mi novio licántropo, Jacob Black, me llevaba tomada de la mando y la mano que tenía libre le temblaba de ira.

Dominiq entendió rápidamente y fijó la mirada en Jake. No era una mirada de celos, parecía extraña, su gesto era de tranquilidad pero sus ojos verde obscuro estaban fijos en los marrones de Jacob, esté le hizo mal gesto pero no se inmutó.

- Ni se te ocurra Dominiq. Dentro de la mente de Jacob ¡solo puedo entrar yo!- espetó y rugió papá en gesto amenazador. Su rugido sobresaltó a Dominiq, dejando de mirar a Jacob y volteo a ver a mi padre con el horror y la desesperación escritos. Todos volteamos hacia mi padre, no teníamos idea a que se refería con entrar en la mente de Jacob.

- Dominiq intentaba… pensaba, mejor dicho. Pensaba entrar a la mente de Jacob y cambiar su posición defensiva y protectora hacia Nessie, ya que es el que tiene un lazo más grande con ella. Con mi hija – explicó papá en tono muy molesto.

Jacob me separó un poco de él, suficiente para que no lo detuviera y no me lastimara. Sus manos temblaban continuamente al igual que su cuerpo, su furia era tangible. Jake no estaba haciendo intento alguno por detener los temblores, él quería arrancarle la cabeza a Dominiq, únicamente por haber intentado meterse en su mente; yo sabía como se sentía eso y sabía lo molesta que me hacía sentir. Nadie de mi familia hizo ademán de intentar refrenar a Jacob, Jasper tomó a Alice por la cintura y la arrastró a su lado, no quería que se involucrara, ya que era la autora de la idea de traer a Dominiq. Esme sabía que aunque lo intentara perdería así que se escondió detrás de Carlisle, este tenía una expresión de horror pero aún así no tenía intenciones de meterse con la pelea; comprendía perfectamente el enojo. Emmett y mi padre estaban dispuestos a flanquear a Jacob, no querían proteger a Dominiq.

- ¡Chupasangre! ¡Parásito! ¡¿Crees que puedes meterte en mi cabeza?! ¡Te equivocas! – gritó Jacob furioso.

No quería que nadie saliera lastimado por lo cual me acerqué a Jacob liberándome de los brazos de mi madre. Lo tomé por el brazo “Ya basta, no lo lastimes. No he hizo nada y no arreglas nada golpeándolo” le dije mentalmente. Los temblores disminuyeron pero su creciente tensión no se erradicó. Regresó a situarse a mi lado jalándome más a su lado en gesto posesivo. Frente a nosotros Dominiq tenía una expresión de miedo y confusión, no tenía idea como había logrado calmar a Jacob. Luego volteo a ver a mi padre con gesto confuso.

- Jacob es un hombre lobo o licántropo. Como lo quieras llamar. Si valoras tu vida y tu existencia será mejor que no lo provoques y si quieres pertenecer a la familia no provoques la ira de un vampiro. ¿Me entiendes? – dijo papá dirigiéndose a Dominiq.

Su voz detonaba la ira que estaba intentando contener, aunque la intentaba contener continuaba sonando amenazadora; nunca lo había escuchado así. Los gruñidos de mamá, Emmett, Rosalie y Jacob corearon la amenaza. Dominiq entendió al instante y asintió. Se rindió con la disculpa escrita en su cara, aunque aún así lo dijo. La disculpa no estaba del todo dirigida a mi familia era más un lo siento hacia mí.

- No te preocupes. Estoy bien aunque claramente no deberías hacer molestar a Jake o a la familia, no es bueno empezar mal – dije educadamente con una pequeña sonrisa.

- De verdad, lo siento. Empecé de mala manera mi bienvenida a la familia. Lo siento demasiado. Pero me parece fascinante que exista alguien como yo. He vivido todos estos años vagando pensando que nunca encontraría a alguien parecido a mí. Y aquí estas: viva, feliz, con una familia y un… - vaciló

- Novio – completó Jacob. Lo observé detenidamente hasta que volvió la mirada hacia mí y de forma muy sutil le recordé que no tenía que ser de esa manera. Asintió y de forma protectora pasó su mano por mi cintura atrayéndome a su cálido cuerpo.

- Algo así – admitió Dominiq. Su rostro grave había adquirido un tono sonrojado, estaba avergonzado.

- ¿Alice? ¿Por qué no nos cuentas como lo encontraste? – interrumpió mamá, que hasta el momento al igual que el resto de la familia no habían dicho nada. Supuse que mamá había interrumpido para librar a Dominiq de la vergüenza que estaba pasando.

- La verdad no fue tan difícil como la búsqueda de Nahuel – contestó Alice con una sonrisa y gesto despreocupado. Nos indicó con la mano a Jacob y a mí para que tomáramos asiento en uno de los sillones blancos de la mansión. Parecía ser una historia interesante y larga.

“Jasper y yo pensábamos en ir de viaje. Cuando revisé nuestro futuro en busca de cualquier inconveniente para ustedes o para nosotros descubrí un punto ciego cerca de Inglaterra. Londres, para ser exactos. No estaba muy segura a que se debía y pensé que a los únicos que no veía eran los licántropos. Pero no podría ser cualquier licántropo porque a los únicos que no veía era a los Quiletes”- Alice dirigió la mirada a Jacob y le sonrió. Él rió sonoramente.

“Luego me recordé de Nessie, ella también es un punto ciego en mis visiones. Eso aumentó mi curiosidad de quién podría ser y la esperanza de q Nahuel, las hermanas de Nahuel y Nessie no fueran tan únicos como creíamos. Cuando busque alrededor del punto ciego descubrí que respondía al nombre de Dominiq Danton. Me informé también que se encontraba solo, en ese mismo instante pensé en traerlo a la familia ya que no parecía que hubiera probado sangre humana o se controlaba mejor que nosotros; lo cual me era muy difícil de concebir. Al momento de decidirlo le dije a Carlisle y a Esme sobre mi plan y lo aceptaron, creyeron que sería una buena amistad para Nessie.”

- “Tu sorpresa” – repitió Jacob sarcásticamente, poniéndole fin a la historia. Me di cuenta que todo lo bueno que pudo haber pensado Jacob de Dominiq había desaparecido. Parece que Dominiq necesita volverse a ganar a mi familia y a mi novio, pensé, bueno si es que pensaba quedarse.

- Totalmente –asintió Jacob. No me había dado cuenta que había transmitido mis pensamientos sin querer.

Me avergoncé de mi propia ingenuidad y mis mejillas se encendieron. Jacob rozó su calida mejilla con la mía, que estaba de un ardiente carmesí. Su cálido contacto hizo que el color desapareciera. No me había percatado de la atención que nuestra plática había quitado hasta que Emmett gruño con descontento.

- ¿qué les parece? … los tortolitos ya empezaron. – replicó Emmett en tono molesto, alcancé a escuchar un bufido, no sabía de quien era y no me interesó. Estaba perdida en mi novio.

Y así fue como encontré a Dominiq. ¿Por qué no les cuentas tu historia Dominiq? – interrumpió Alice.

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