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miércoles, 21 de julio de 2010

Familia

Éste era el mejor de los momentos o talvez el mejor de los sueños.

Lo habíamos hecho desde que era pequeña, mamá me enseñó a ver los escudos mentales. Lo hacíamos casi a diario era un momento muy bueno, me hacía sentir más de lo que era… única.

Bella y Edward, mis padres. Me lo habían dicho desde que era muy pequeña: Era única.

Sabía que era semivampira y semihumana. Corría sangre por mis venas pero mi piel era blanca como la cal, aunque cuando me sonrojaba mis mejillas se tornaban rosa y mi cuerpo estaba a 40º.

A mi mejor amigo, Jacob, le parecía fascinante cuan rápido podía correr. Podíamos hacer carreras y apuestas entre los dos. Aunque la verdad para mí era más que un amigo. A Edward le costaba un poco aceptar esa idea. Para Bella el era su mejor amigo y sabía que sentía por él sin necesidad de contarle. Mi familia básicamente era de vampiros, humanos y licántropos. Me parecía algo increíble. Yo amaba a mi abuelo humano, Charlie. También tenía que incluir a Sue. Su relación con Charlie se había formalizado unos meses después de la visita de los Vulturi.

Aunque deseaba que esos recuerdos se fueran, seguían acosándome: mi familia y muchos de nuestros amigos frente a la enorme guardia Vulturi esperando a ser masacrados sólo por mí. Aunque toda la familia me haya negado que vinieran por mí. Sabía que venían por la niña que era inmortal.

Francamente soy inmortal, ya que alcancé la madurez hace unos años y apenas tengo 15 años humanos, también parezco de diecisiete y no creceré más. Me quedaré estancada en la apariencia de diecisiete. Tal como lo es mi padre.

Mi decisión aún no esta tomada, porque mis padre y Carlisle, mi abuelo en términos técnicos. Desean que sea una vampira completamente. A pesar de mi fuerza, soy frágil y tiendo a sangrar. Pero no quiero ser vampira completamente, no quiero ser dominada por la sed… y tampoco quiero dejar a Jacob.

Mi madre me ha explicado que para ellos la ponzoña no actúa de la misma manera que con un humano y ellos podrían morir; sin embargo ellos si envejecen, luego de algún tiempo lo hacen, yo probablemente no lo haré y menos si me convierto en una vampiro. Aunque la preocupación más grande de mi madre es que soy una mezcla y tengo muchas cosas en común con Jacob: la alta temperatura, el crecimiento acelerado y que Alice no nos puede ver. Mi madre tiene miedo que mi reacción a la ponzoña sea parecida a la de los licántropos.

- ¡Renesmee! Abre los ojos – decía mi madre.

- Mamá no quiero- dije entre balbuceos. Odiaba despertarme temprano. No tenía porque hacerlo pero mis padres me obligaban.

- Cariño, ya es hora… Nos esperan en la mansión y Claire llamó. Desea que salgan a tomar un café hoy –dijo mamá de nuevo, besándome la frente.

- De acuerdo –dije lanzando las sábanas al piso. Claire era mi mejor amiga. Era humana pero ella sabía todo el secreto de vampiros y licántropos y el mío: no encajaba en ninguna de las anteriores por lo que convenía hacer la aclaración.

- Buenos días mamá… y papá -dije cuando descubrí que papá estaba en la puerta.

- Buenos días, Nessie -respondieron al unísono.

- ¿Dónde está Nessie? –escuché detrás de papá. Conocía esa voz. Alice.

- Estoy acá, Alice

- ¡Oh! ¿Qué haces en la cama?- dijo Alice en tono preocupado.

- Alice, no tenía ánimos de despertarme hoy.

- Ah… Bien no importa ¡Levántate!

Alice me levantó de la cama en menos de un suspiro y me guió hacia el baño. Me metió a la bañera abriendo la regadera a su paso, no sentí a que hora le dio tiempo de ponerme la toalla para bañarme. Me bañé rápido y cuando salí la encontré recostada en mi cama frente a un pantalón azul y una blusa manga larga de color crema y unos zapatos del mismo tono crema con un pequeño suéter celeste. No discutí con ella porque sabía que de todas maneras perdería así que me vestí. Antes de poder llamar a Claire, Jake ya estaba en la sala de mi pequeña cabaña hablando con mi madre.

- Buenos días

- Hola Nessie ¿Qué tal tu noche? – dijo Jake esbozando una sonrisa enorme dejando brillar sus perfectos dientes.

- Impecable

- ¿Tienes hambre? –preguntó mamá

- ¡Si!- respondimos Jake y yo, no sabíamos a quien de los dos le había preguntado, ya que solo nosotros dos comíamos comida humana.

Fuimos a la mansión a desayunar. No fuimos con prisa pero tampoco lento. No me gustaba esperar cuando tenía hambre. Sabía que no era una actitud de lo más educada pero mi estómago tenía necesidades humanas.

Terminamos de comer y me decidí por llamar a Claire. Era la última semana que teníamos para estar juntas y hacer lo que quisiéramos. Ya estaba por iniciar la escuela y yo no iba. Mi familia se rehusaba a que fuera a la escuela de Forks porque ellos habían ido hace algunos años. En la escuela fue dónde papá conoció a mamá el apellido Cullen era muy nombrado y sólo habían pasado quince años desde que mi familia se había graduado. También seguramente encontrarían mi parecido con Isabella Swan, mi madre y era completamente imposible ser su hija. Si fuéramos humanos.

Claire era mi mejor amiga y aunque no fuera del todo humana hacíamos cosas humanas: ir de compras y salir. Claire era el objeto de impronta de Quil por lo que había venido a vivir a la playa de La Push con Emily, su tía.

Hoy iríamos a hacer unas compras para el inicio escolar. La escuela la ponía muy nerviosa. Aunque yo no la estaría acompañando me sentía igual de nerviosa que ella. No estaba segura de la razón pero así era.

- No estoy segura si Quil esta dispuesto a ir a la escuela… conmigo

- ¡Oh vamos, Claire! ¿Le preguntaste?

- Todavía no… ¿Crees que aceptará?

- Por su puesto. No hay nada a la que el se pueda negar si se trata de ti. Esto de la impronta tiene cosas buenas ¿no?

- Supongo

- Señoritas- saludó Quil. Luego tomó por la cintura a Claire para voltearla y depositarle un dulce beso en la mejilla.

Su aparición interrumpió la pregunta que tenía pensado hacerle a Claire sobre la imprimación. Yo no sabía mucho de eso pero me parecía bastante interesante. No estaba segura de cómo funcionaba, pero por lo visto él no le podía negar nada a ella. Jake y yo éramos iguales pero no sabía si era porque era mi mejor amigo y quería lo mejor para mí o porque yo era su objeto de imprimación; por así decirlo.

Justo atrás de Quil venía Jake con un gesto juguetón.

Cuando me vio sus ojos al igual que los míos se tornaron en un brillo único. Con un movimiento de su cabeza me indicó que lo siguiera, y así lo hice.

- Alice me pidió que te llevara a casa ¿Vamos?

- ¿A casa? ¿Para qué?

- Sinceramente… no tengo idea.

- Alice -dijimos los dos al unísono respondiendo a todas las preguntas que se pudieron formular dentro de nuestras mentes.

Llegamos a la mansión en menos de una hora. La mansión no estaba vacía. Había algo importante por suceder y no tenía idea de que. Lo supe porque había mucha gente adentro y globos por doquier.

- Llegan tarde - dijo Alice molesta. En su rostro había un gesto de mujer atareada y muy, muy molesta.

- ¿Para qué?

- ¡¿para qué?! ¡Nessie! Que clase de pregunta es esa. Hoy es el aniversario de Bella y Edward

- Me temo que Nessie no lo sabía, Alice –la reprendió dulcemente Esme.

Esme técnicamente era mi abuela, aunque físicamente no lo parecía. Era una de las personas más dulces de la familia, siempre tenía el gesto maternal en todo. Nos quería a todos. Me defendía de Alice cuando era justo y me quería como una hija. Lamentablemente ya tenía dos madres. Bella y Rosalie, y un padre. Edward.

- ¡No sabía! –dijo Emmett entre carcajadas. – Usaré esa excusa de ahora en adelante.

Emmett era técnicamente mi tío aunque para mí era como un hermano. Siempre podía contar con él para apostar o para luchar en el lodo. Lo hacíamos de manera de juego para terminar del color de suelo. A mis padres y a Rosalie no les gustaba, no digamos a Alice: que veía sus vestidos llenarse de lodo. Sabía que Emmett nunca maduraría y eso me llenaba de felicidad porque tendría para siempre a alguien que me recordara que hay un niño dentro de nosotros.

- ¿Llegamos a tiempo? –dijo una voz dulce, acompañada de un olor a canela y dulce de miel, junto con un olor a madera y azúcar. Conocía esa voz y esos olores. Lauren y Damien.

Eran nuevos en nuestra familia. Y nuevos vampiros, aunque no eran neófitos. Llevaban solo trece años de ser vampiros y nunca han probado la sangre humana. Ellos eran esposos incluso antes de convertirse. Hacían una pareja hermosa. No podían recordar quién los había convertido pero nunca tuvieron intención de matar a ningún humano para alimentarse. Lauren era una maestra del jardín de niños, su trabajo me parecía muy diferente pero a la vez hermoso. Tenía el don de ver tu pasado en tus ojos, para mí era bastante impresionante aunque para ella no. Damien se dedicaba a algo parecido, los dos eran profesores aunque Damien enseñaba música en la escuela donde Claire asistiría.

- Si hubieras llegado dos horas antes probablemente. Aunque creo que llegas a tiempo para ayudarme a acomodar todo- dijo Alice.

- A sus órdenes –dijo Lauren imitando a un soldado

- ¿En qué puedo ayudar yo?- preguntó Damien

- Que tal si llevas a Nessie a recoger el regalo mientras los demás arreglamos ¿si?

- ¿Yo?

- Emmett… ¡no! Ni se te ocurra. No harás eso. Mejor búscate algo más. ¡Vete Nessie, es tarde!

- Claro, claro – refunfuñó Emmett.

Emmett debió de haber decidido jugarle una broma.

- De acuerdo. Saliendo, Alice.

- Yo los acompaño

- No tan rápido Jacob. Tú te quedas, Charlie esta por venir y espera verte aquí, lo he visto. Ha tomado la decisión de venir con toda la manada, pero si no estas aquí se irá.

- ¿Charlie? ¿A quienes invitaste, Alice? ¿A todo Forks? Eso no le gustará a mamá

- Bah, Bella no sabe lo que quiere. Es mejor que vayas inmediatamente por el regalo. Antes de que me moleste contigo.

- Ya estoy fuera.

No tenía idea de que era el regalo y Damien tampoco. Era bastante fácil llevarse con él. Damien tenía el don de controlar, generar o absorber campos eléctricos. Era un arma genial al momento de luchas pero también como medio para ahorrar energía.

Era una persona muy tranquila aunque me conocía casi igual que mi madre.

- Te siento muy callada, ¿Qué te preocupa?

- Nada

- No se te da el don de mentir, dime

- Es un poco estúpido, bueno bastante estúpido. No vale la pena gastar tiempo en esto.

- No te castigues de esa manera, Ness. Dímelo. Puedo ayudarte y no creo que sea demasiado estúpido.

- No es nada malo. Simple curiosidad.

- ¿Sobre qué?

- Bien, no se si tu sabes como funciona eso de la imprimación. – lo dije en un susurro casi ininteligible aunque sabía que me había entendido.

- ¿Es eso lo que te preocupa? O ¿Quién será el objeto de imprimación de Jacob? Sé que lo quieres mucho.

- Ejem… Un poco de las dos

- Nessie, no tienes porque preocuparte. Jacob ya tiene a su objeto de imprimación y lo sabrás más adelante. Sé que no soy Alice, pero tengo un buen presentimiento.

- ¿Ya? ¿Quién es? – lo interrumpí. Esa idea me hacía dudar. ¿Significaba que Jake no era solo mío?

Damien no me dejo continuar con mis pensamientos.

- Francamente no se como funciona eso. Carlisle y Edward creen que es como magia pero yo no lo sé. No es algo que ellos controlen o ella. – hizo la excepción ya que sabíamos que Leah estaba cerca. –Me parece único como aman a ese objeto y como siempre hacen lo mejor para ellos. No es nada común pero tampoco es nada malo.

- Mis padres me explicaron que era como un Sueño de Verano.

- Probablemente. No es nada de lo que debas preocuparte, Nessie. Confía en mí.

- Bien. – no podía discutir con Damien -¿Qué es el regalo?

- Alice no lo menciono. Solo me pidió que lo recogiéramos.

Condujimos hasta Puerto Ángeles. Llegamos a la tienda que nos había indicado Alice. La tienda se llamaba “Thousand Nights”. Parecía ser una tienda de antigüedades.

Cuando entramos me sentí en un palacio o un castillo de la edad media. Tenía una araña de cristales en lo más alto del techo. El techo parecía una vieja cúpula o bóveda con miles de pequeñas ventanas alrededor. El piso era de una madera un poco vieja, pero a la vez resistente. Las paredes tenían un empapelado de colores pastel que encajaban entre sí armónicamente. Los muebles eran finos y viejos. Detrás del mostrador se encontraba una muchacha, talvez de no más de veintidós. Cuando entramos perdió de vista la joya que estaba en sus manos para ver al despampanante hombre que entro a la tienda. Damien tenía un cabello obscuro largo hasta un poco debajo de la frente. Su piel era blanca pero con un tono un poco sonrosado en ella. Damien parecía tener veinticinco o veintiséis. Sus ojos eran de un dorado penetrante y su nariz y pómulos rectos. Su cuerpo era esbelto pero perfectamente equilibrado.

- En que puedo ayudarlos- gritó la señorita. Levantándose rápidamente del mostrador.

- Sígueme – dijo Damien en un susurro que solo yo alcancé a oír.

- Gracias. Yo venía a recoger un regalo que mi hermana vino a pedir hace unas semanas. Es para la boda de mi hija – dijo señalándome. - ¿Me podría ayudar?

- ¿Hija? ¡Wow! – susurró – Si, claro. ¿Su apellido?

- Cullen

- Bien, Señor Cullen. Pediré que lo traigan. – dijo tomando un teléfono celular. Habló por el celular unos segundos pidiendo el regalo de la Familia Cullen.

- Y Bien. Señor Cullen ¿Cuándo es la boda? ¿Cómo se llama tu prometido? – preguntó dirigiéndose a mí.

Voltee a ver a Damien para que me ayudara. Después de todo era su idea.

- Jacob -contestó Damien

- ¡Wow! Pero ¿No eres muy joven para casarte?

- Sé que aparenta menor edad pero tiene veintitrés años- interrumpió Damien.

- ¡Necesitan pasarme el truco! Disculpe si lo incomodo, señor Cullen, pero usted tampoco aparenta mucha edad para tener una hija de veintitrés años.

- El tiempo no es lo más importante – dijo en voz monótona. Damien quería dejar la conversación allí, por lo cual explotó uno de los bombillos de atrás para que la muchacha se fuera.

- Gracias papá. Te encanta hacer sufrir a la pobre chica ¿no? – dije en susurros.

- Sufrir no… ¡Oh vamos!¡Diviértete!.

No entendí que quería darme a entender pero tampoco rezongué.

- ¿Por qué Jacob?

- Fue el primer nombre, fuera de la familia, que se me ocurrió.

Al cabo de unos minutos llegó un joven. De apariencia de unos dieciséis cargando un baúl viejo. El chico me recordaba a Seth, aunque Seth seguramente aparentaría dieciocho. Tenía su pelo obscuro, casi negro. Sus ojos eran de color castaño claro con unas pestañas perfectamente dobladas. No era guapo pero tampoco pasaría por un completo extraterrestre. Levantó la vista para verme con un gesto especulativo. Llamó a la chica de atrás con un silbido. La chica llegó en unos minutos.

- Gracias Jeff. Puedes irte.

El chico asintió y salió por atrás.

- Aquí tiene, Señor Cullen. Espero que te guste… - vaciló

- Renesmee – dijo Damien.

- Espero que te guste Renesmee – corrigió.

- Gracias. Feliz tarde.

- Igualmente – se despidió educadamente.

El camino a la mansión fue muy callado. Ninguno habló.

Llegamos más rápido de lo que fuimos. Cuando llegamos noté más personas. El Clan de Denali estaba allí. Casi alcanzaban a nuestra familia en número, porque Garret se había unido a ellos. Aunque la muerte de Irina había dejado a la familia de Tanya sin un miembro, agregó a otro. Garret se convirtió en la pareja de Kate. Teniendo como resultado dos parejas y una sola, Tanya.

Estaban parados alrededor del sillón. En medio de ellos estaba un vampiro nuevo. No lo reconocí al instante porque tenía un inmenso parecido con Eleazar. Sus ojos se encontraron con los míos llenos de curiosidad. Sus ojos brillaban con un intenso dorado.

- ¿Quién es ella? – preguntó

- Ella es Nessie. Gracias a Dios que vinieron. Ya me estaban poniendo nerviosa y bien… ¿Dónde está el regalo? – respondió Alice con un gesto exasperado.

- Ella es la hija de Bella y Edward – le explico Garret.

- ¿Hija?

- Renesmee, ven – me llamó Tanya.

Mis pies no se movían y de soslayo observé la mirada cautelosa de Jake. Lo voltee a ver con la confusión y el miedo escritos en mis facciones. Llegó en menos de un latido a mi lado. No sabía de donde venia el miedo pero estar al lado de Jake, disminuyo.

- No tengas miedo, no te hará daño – dijo Jasper percibiendo mi estado de ánimo.

Lo voltee a ver y me sonrió para infligirme valor, intenté devolverla pero no creo que me haya salido muy bien. Emmett se levantó y se puso a un lado, contrario al de Jacob. Después Jasper expandió una oleada de tranquilidad, funcionó. Caminé hacia este nuevo integrante de mi familia.

- La historia de Nessie es difícil de expresar. ¿Le mostrarías, Nessie? No hemos tenido tiempo de explicarle nada. No tiene idea por qué está acá. Solo sabe que ustedes son parte de nuestra familia. ¿Lo harás? – me instó Carmen

- ¿Mostrar? – dijo el interpelado.

- Es parte de la historia, Christian.

- ¿Puedo? – pregunté indecisa.

- No entiendo nada… Adelante. No pierdo nada ¿Verdad?

- No, por su puesto que no. Nessie es inofensiva – dijo Emmett- cuando esta de buenas –rió

- ¡Emmett! – terció Rosalie – No ayudas.

- Lo siento

- ¡Alto! Que rayos… ¿Porqué apesta a …

- Perro –interrumpió Rosalie – es ése – dijo señalando a Jacob

- Jacob… es una especie de…

- Hombre lobo – me interrumpió Jacob – pero más te vale no hacerme enojar chupa…

Lo golpee en el estómago para que no continuara. Lo observé con una mirada molesta a la cual el cedió con un “lo siento”.

- ¿Te molesta si toco tu cara?

- ¿Mi cara? ¡No entiendo nada!

- Christian. Te lo mostrará. No seas tan escéptico – le dijo Tanya

- Bueno, esta bien.

Sonreí. Cuando estuve en contacto con su piel. Le envié mis recuerdos desde que vi a mi madre dándome a luz. Mi papá tomándome en brazos cuando nací. Las fotos que me habían tomado Alice y Rosalie de todo mi crecimiento. Que comía comida humana y sangre. Lo que pasaba cuando hacía enojar a Jacob. Mi familia. Se estremeció cuando le envié mis pensamientos sobre los Vulturi.

Quité mi mano de su mejilla y sonreí satisfactoriamente.

- ¡Wow!

- Te lo dije – dijo Garret.

- ¡Increíble! Pero ahora, que hacemos aquí. ¿Es por ella o por sus padres?

- Por Bella y Edward. Ya tendrán más tiempo para conocerse. ¡Nessie vete a cambiar! ¡Jacob ve a recibir a Charlie! Nos quedan diez minutos. ¡Muévanse!

- Si capitán - dijo Jacob.

Corrí a casa a toda prisa. Entré a mi cuarto y encontré un vestido sumamente hermoso encima de mi cama. Era de un color gris perla, corto. No vi que marca era y tampoco me interesaba. Me lo puse instantáneamente, sintiendo como el satín se adoptaba a mi cuerpo. El vestido venía acompañado de unos zapatos del mismo color pero en diferente tono. Me arregle mis rizos con una cinta para el cabello y salí. Jacob tenía que irse a cambiar también.

Cuando llegué Charlie y toda la manada ya estaba allí, viendo con escepticismo a Christian. Busqué la mirada de Jacob y cuando la encontré los ojos se le pusieron como platos. Se sacudió la cabeza y luego le indiqué que era su turno para cambiarse. Salió disparado como una bala por la puerta.

- Hola Abuelo.

- Ness, estás muy bonita – dijo sonrojándose.

- Gracias. – dije sonrojándome yo también

- Hola Ness – dijo Sam.

- Hola a todos, se ven geniales.

Todos llevaban traje de vestir. Kim, Leah, Rachel, Emily y Claire llevaban unos vestidos largos y muy hermosos. Leah no estaba muy cómoda allí pero tenía que cuidar de su madre, Sue, y de Seth.

- Tú también te ves bien – dijo Seth

- ¡Oh si! Yo creo que los árboles también se ven hermosos ¿no? – dijo Alice un poco celosa.

- Alice, eres un genio. Te quedó muy hermoso todo. Eres la mejor tía del Universo. Me encantó el vestido que me escogiste.

- Gracias, Nessie – dijo esbozando una sonrisa. Derretí todo su enojo y ataque de celos con una simple frase.

Voltee a ver a mi alrededor y me di cuenta que todos estaban increíblemente bien vestidos. Excepto Charlie. Alice vio con mala cara a Charlie. Incluso Sue llevaba un vestido.

- Charlie, ¿Por qué no te vestiste con traje?

- Oh Vamos, Alice. Me veo ridículo.

- Claro que no. Ven. Jasper es de tu misma talla.

Charlie hizo un gesto pero no se negó, sabía que después de todo Alice lo vestiría. Cuando regreso traía un traje gris que combinaba con el vestido de Sue.

- Te ves… increíble, Abuelo.

- Gracias –dijo sonrojándose con un rojo intenso.

- ¡Jacob! ¡Date prisa! – gimió Alice.

Minutos después Jacob cruzó la estancia colocándose al lado de Sam. Lucía un traje color negro, ajustado. Alice lo debió haber escogido.

- Ya vienen – dijo Emmett abrazando a Rose con un brazo.

Mi familia estaba en una fila al final de la sala, todos con miradas expectantes y sonrisas enormes. Me coloqué al lado de mi familia.

Al instante entraron papá y mamá con Alice pisándoles los talones. Ambos venían con una cinta en los ojos.

- Sorpresa – dijo Alice, quitándoles las cintas.

- ¡Oh Alice!- gimió mamá – Gracias

- Gracias hermana – dijo papá.

- Bienvenidos – terció Carlisle.

Saludaron a todos y todos les dieron diferentes regalos. Desde un viaje a Paris hasta joyas. Era turno del regalo de la familia. Era un baúl, pero adentro de él había fotos de toda la familia. Había un libro al fondo, era un libro que contaba la historia desde que papá conoció a mamá hasta el día de hoy, pero tenía muchísimas más páginas en blanco. Para seguir escribiendo. Mamá se emocionó mucho con esto y abrazó a Alice muy fuerte para luego abrazarme a mí. Besó a papá con un beso dulce. Esme les había regalado un libro también, pero ese tenía todas las canciones que hemos cantado. Me pareció muy dulce.

Nos fuimos a casa cuando se fue Charlie. Me estaba durmiendo parada. Fue un día muy especial para mis padres. Yo había conocido a Christian, un nuevo miembro de la familia. De mi familia. No sabía cuando los iba a volver a ver; pero la idea de una familia más numerosa me puso de muy buen humor. No nos mirábamos seguido pero sabía que los volvería a ver. Yo ya había planeado un viaje a casa del clan de Denali desde hace un tiempo y ahora que tenía un nuevo miembro la idea se hacía más interesante y tentadora. No lo había alcanzado a conocer mucho en la fiesta. Solo sabía que se llama Christian y venía de Barcelona, España. Su acento no era muy marcado pero me parecía que había mucho más por saber.

Creo que me dormí imaginando qué más podía esconder Christian y como había llegado a saber del Clan de Denali.

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