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jueves, 12 de agosto de 2010

Conociendonos

Dominiq aclaró su garganta y levantó la frente.

“No tenía idea que alguien me fuera a buscar algún día, luego de noventa y ocho años pierdes la esperanza. Creía que me quedaría solo para lo que durara mi vida, o al menos hasta que encontrara una forma de morir. No estaba seguro de que era mitad vampiro hasta que el olor de la sangre me sobresaltó. Estaba yo afuera de una tienda de historietas cuando una chica de un cabello obscuro cruzó la calle sin ver a ningún lado, cualquier coche pudo haber parado en una ocasión cualquiera, pero en el caso de ella el chico que conducía llevaba una velocidad excesiva. No pudo parar y dejó a la chica en la calle, tirada como una basura, sangrando de la pierna y con la cara llena de rasguños. No me parecía nada justo por lo que me acerqué a ella con ademán de ayudarla. Mientras que me incorporaba a recogerla me di cuenta que el olor de su sangre me hacía sentir un fuego intenso en mi garganta y su sangre olía más dulce que cualquier otra cosa. Sentía mi boca sedienta y de su sangre… No quería hacerle daño y por consiguiente huí de allí lo más rápido que pude. No me importó si alguien me veía… “– Dominiq tomó aire despreocupadamente, tal como si estuviera contando una historia infantil. Mientras contaba su historia pareció tener la edad que realmente tenía y no la que aparentaba.

“Investigué sobre los únicos que podrían necesitar sangre siendo personas: vampiros. Descubrí que tenían muchos rasgos en común conmigo aunque no del todo. Yo no quería beber ningún tipo de sangre igualmente había estado viviendo unos años como un humano, con comida humana por lo cual no he probado sangre ni humana ni animal. Luego, treinta y tres años después de aquel lance, me dirigía al museo de cera de madame Toussands cuando de soslayo observé que me seguían tres personas, las tres tenían los ojos de un amarillo brillante. Eran muy pálidos y se escondían entre las sombras, eran dos mujeres castañas y un hombre rubio. Al principio me causaban un poco de miedo pero luego empecé a sentir calma y a querer hablarles pero me contuve.”

“Los tres eran extremadamente hermosos a pesar de las sombras podía ver sus rostros perfectamente. Ya no pude contener más mi curiosidad por lo que me detuve y ellos se detuvieron al mismo tiempo. Me voltee y pude ver muchísimo mejor sus rasgos, no me había equivocado eran dos mujeres y un hombre aunque no tenían ningún parecido ya que una de las mujeres tenía el cabello corto y la otra lo tenía de un largo mediano, tenía un gesto alegre; y el hombre era rubio y sobrio con gesto ausente.”

“La pequeña mujer de cabello corto se acercó a mí con un andar bailarín, me llamó por mi nombre, tal como si fuéramos viejos amigos. Me explicó que se llamaba Alice Cullen y que ella era una vampira y sabía que yo era uno igual. Me pareció una vampira muy amable, por cierto” –Le dijo a Alice. Ella sonrió complacida.

“Me contó sobre su familia, su madre en términos técnicos que era la otra mujer de cabello obscuro y su esposo Jasper, el hombre de cabello rubio. Me dijo que su demás familia se encontraba muy lejos de Londres y que su sobrina era como yo: mitad humano mitad vampiro. Me refirió sobre su familia de vampiros, me aseguró que ustedes no bebían sangre humana y que era esa la razón de los ojos amarillos porque los vampiros que bebían sangre humana tenían los ojos de un rojo escarlata. Parloteó cantidad infinita de frases en las cuales las únicas palabras que entendí fueron nombres propios y nombres de personas que eran parte de la familia. Según entendí, Carlisle es el esposo de Esme, el núcleo de la familia y el papá técnicamente. Emmett y Rosalie eran esposos y hermanos de Alice y Jasper. Edward y Bella eran esposos y tenían una hija que Bella había concebido mientras era humana y se llamaba Renesmee. Alcancé a escuchar que ella, Jasper, Bella, Edward y su hija tenían dones y cuando le conté sobre los míos los tres se sorprendieron mucho y me explicaron que nunca se habían encontrado con alguien con dos dones.”

“Y así fue como llegue aquí” – finalizó Dominiq

Nadie dijo nada por unos momentos, queríamos que nos siguiera contando aunque no sabíamos que más pedirle que dijera. A mí si se me ocurrían millones de preguntas que hacerle pero aguarde, ya tendría mi tiempo. Empecé a imaginarme todo lo que nos había contado y me lo podía imaginar a la perfección, mis pensamientos se encontraban a miles de kilómetros de la mansión hasta que alguien habló.

- ¿Qué más recuerdas antes de eso? -pregunto ansioso Carlisle.

- No estoy muy seguro. Solo recuerdo a partir de ese día, se que es extraño y la verdad me parece bastante bizarro pero es confuso y complejo para contar.

- ¿Puedes intentarlo? – preguntó Esme

- Supongo – dijo Dominiq para luego aclararse la garganta – Aquí voy de nuevo –susurró. Supongo que ya se había cansado de explicarnos su vida.

- Si no quieres, puede ser en otra ocasión. No te sientas presionado, es curiosidad únicamente – le dijo Esme en tono maternal.

- ¡Wow! En serio parecen humanos – exclamó- No se preocupen no me siento presionado, me puedo imaginar la curiosidad que sienten.

- Tal vez la imagines aunque no solo es la curiosidad de una persona – aceptó Rosalie.

- No recuerdo muy bien todo. “Era un frío día de Noviembre, desperté en una casa luminosa que al parecer era mía. No tenía idea de quien era ni siquiera mi propio nombre y menos mi apariencia. Rebusqué en mis pantalones en busca de una billetera que me pudiera decir que había pasado conmigo y quien era, no encontré nada. Busqué entre las gavetas de mi armario y no encontré más que ropa y más ropa. Luego vi que mi abrigo se encontraba colgado, en uno de los bolsillos encontré un pequeño papel color amarillo que contenía una pequeña foto doblada, el papel decía: Dominiq Danton. Noviembre 2, 1912. Londres, Inglaterra. Y la foto era un joven de aparentemente veintitrés años, tenía cabello castaño y ojos color verde; supuse que se trataba de mí y lo comprobé al verme al espejo.” – dijo con un mal gesto, supuse que era para parecer casual. Nadie dijo nada esperando que continuara y así lo hizo.

- “No recuerdo nada de mi familia, ni siquiera sé si algún día la tuve. Todo me parece confuso y borroso. No estoy seguro si este es mi nombre o sí una persona tomo una foto mía y colocó un nombre de cualquier otra persona en el papel…

- Sé lo que se siente –interrumpió Alice con vergüenza.

- Ahora ambos tienen una familia que los quiere y conforme el tiempo pase esto ocupará su pasado – dijo Carlisle abrazando a Alice y Dominiq.

- Por supuesto –asintió Esme.

Mi familia era tan buena y tan acogedora que me sentí muy orgullosa no únicamente de tenerla si no de ser parte de ella también. No me podía imaginar sin ella, no me podía imaginar olvidándola y menos no teniendo un pasado. No tener un pasado me entristecería demasiado. Mi padre escuchó mis pensamientos y se acercó a mí y me dio un pétreo abrazo, tal como lo daban los vampiros, aunque mis padres eran fríos sus abrazos me parecían cálidos; ya me había acostumbrado. Mientras esto sucedía la familia se dispersó alrededor de la casa: Carlisle, Esme y Dominiq mantenían una conversación en la sala, Alice y Jasper se encontraban arriba hablando y Emmett con Rosalie habían salido al jardín trasero. Nosotros cuatro seguíamos en el centro de la sala aunque ahora estábamos viéndonos unos a los otros, voltee a ver a Jacob porque podía sentir su mirada en mí. En cuanto me encontré con sus ojos marrones me perdí y me fui al pequeño paraíso donde solo estábamos él y yo. Estaba en mi paraíso cuando la pregunta y la voz ronca de Dominiq me sacó de ella.

- Renesmee… ¿Tiene algún don?- preguntó a mi padre.

- Sí. – asintió

- Uno ¿cierto? Tal como ustedes – dijo señalando a mis padres.

- Ciertamente es que no. – contestó. Su afirmación me confundió ¿Qué tornillo se le había zafado ahora?

- ¿Qué? – pregunté casi en un grito.

- Es difícil de explicar, hija.

- Edward… -inició Jake.

- Sé que te sientes confundido Jacob. Dime, recuerdas que ella es capaz de ver los escudos mentales igual que Bella… ¿No?- dijo papá

- ¿Ese es mi otro don? – pregunté ansiosa

- Sí y no

- Hijo, no entiendo que intentas decir – Dijo Carlisle que ahora se encontraba atento a nuestra conversación.

- Esta bien, lo explicaré, sus mentes me abruman – rió – como se han dado cuenta Nessie es capaz de ver los escudos aunque no estoy seguro si los pueda proyectar, también puede oírme y no estoy seguro tampoco si únicamente sea la mía…

- ¿Qué? ¿Papá que dices? ¡Nunca te he escuchado! ¿De que hablas? – interrumpí, definitivamente se le había zafado un tornillo y de los grandes ¿Qué diablos estaba diciendo? Nunca lo había escuchado.

- Nessie, tranquilízate, no se me ha zafado ningún tornillo. ¿Recuerdas cuando tuviste la pesadilla de los Vulturi?

- Si – cuando lo recordé me estremecí, odiaba esas pesadillas aunque era casi inevitables.

- ¿Recuerdas la noche que estábamos de caza?

Rebusqué en mi mente en busca de lo que papá me pedía y recordé que esa noche me encontraba sola porque ellos habían ido de caza mientras dormía y me desperté muy alterada pero escuché… ¡La voz de papá! Creía que era mi imaginación o mi mente repitiendo lo que siempre me decía: “Confía, todo estará bien” Y rápidamente entendí a qué se refería.

- ¿Te escuché? ¿De verdad hablas en serio? ¿Significa que no estoy loca?- le grité por la emoción.

- Sí, Nessie.

- No entiendo – rezongó Jacob. Puse mi mano en su mejilla y retransmití lo que acaba de recordar aunque omití mi sueño.

- ¡Wow! En serio te escucha – le dijo a mi padre. El sonrió.

- ¿Por qué sucede eso? – le pregunté a papá.

- Tengo dos teorías aunque creo que la segunda es la más acertada: La primera sería que tienes un lazo muy grande con nosotros y por ello eres parecida a nosotros; sin embargo también tienes uno con Jacob y no eres para nada licántropo. Creo yo – dijo riendo. – La segunda sería que eres nuestra hija y heredaste nuestros dones a tu manera y solo los puedes lograr con nosotros. ¿Qué opinas Carlisle?

- Son teorías muy interesantes, hijo. Me inclinaría por el hecho que es su hija y tiene su sangre, por lo tanto tendrá algo de ambos. Ella tiene sus dones invertidos aunque es muy probable que los posea iguales a ustedes. Ella nos muestra lo que piensa y no deja que nadie salga de su mente después de que los muestra. ¿No lo crees?

- Completamente –asintió papá.

- ¿Están intentando decir que Nessie en realidad tiene tres dones? – preguntó Jacob con entusiasmo y orgullo a la vez.

- ¿Tres? ¿Cuál es el tercero? No lo escuché – replicó Dominiq.

- Ella te muestra sus pensamientos o recuerdos… - dijo mamá.

- ¡Súper interesante! – dijo Emmett molesto. Yo sabía no le gustaba no tener ningún don y el hecho que yo tuviera tres probablemente le puso de mal humor.

- Emmett, es un gran descubrimiento y muy interesante. No te conviertas en un celoso – bromeó papá

- ¿Yo, celoso? ¿Estas de broma? –rezongó

Papá volteó a ver a Jasper, este asintió y dijo:

- Emmett, no lo intentes ocultar, lo sabemos.

- ¡Wow! De verdad que tanto hablar de dones y cosas inexistentes… les provocó falsos sentimientos ¿no? – le replicó Emmett.

- Madura Emmett – le dijo en tono bromista papá. Sabíamos que él no maduraría nunca así que nos echamos a reír ruidosamente, Emmett salió de la casa y cerró con fuerte portazo que la casa se tambaleó aunque la puerta no quedo reducida a astillas. Me pregunté si ¿Emmett sería tan infantil para no regresar esta misma noche?

- Volverá, simplemente le molesta no poderse reír de el mismo. Es muy orgulloso – me respondió papá entre risas sofocadas.

Luego de reír repetidamente sobre Emmett que pasaba refunfuñando y maldiciendo alrededor de la casa, mi familia se dispersó de nuevo: Carlisle regresó al hospital, Jacob había salido con Leah y Seth mientras que Rosalie fue en busca de Emmett. Dominiq se encontraba haciendo zapping frente al televisor, tan rápido que no estaba segura si se encontraba buscando un programa en concreto. Me quede observándolo, sabía que el podía sentir mi mirada y la estaba evitando aunque no era muy discreto. Tenía muchas preguntas rondando mi cabeza por lo que me acerqué a él y me senté a su lado en el sillón blanco. Él continuaba pasando canales ignorando mi presencia, me quedé allí hasta que decidió apagar la televisión y me volteó a ver.

- ¿Necesitas algo en específico o simplemente eres molesta?- me pregunto cortante.

- Lo lamento, no quería molestarte… - dije levantándome. Él me tomó del brazo antes de que pudiera irme, me voltee a verlo y en su cara se escribía una disculpa.

- No quiero tener problemas con tu… novio – se disculpó

- ¿Con Jake? ¿Bromeas? – pregunté con una sonrisa.

- La verdad es que si aprecio mi vida

- Lo siento, nunca quiso asustarte. Simplemente es algo protector…

- ¿Algo? – bufó.

- Debo admitir que es lo es demasiado, pero solo lo hace porque me quiere demasiado

- Estoy seguro de eso, el laso entre ustedes es bastante fascinante, incluso más grande que el de tus padres – me explicó.

- ¿Es posible? – pregunté viendo a mis padres con una sonrisa traviesa. Mi madre bajó la mirada y papá me observó orgulloso.

- Su lazo es distinto. El de ustedes es mil veces más grande casi como miles de cables que los unen, me parece algo increíble, nunca lo había visto. ¿Desde hace cuando que están juntos?

- Mmm… - vacilé. No sabía que responderle porque Jake y yo habíamos tenido ese lazo de amistad desde que era una niña, no sabía si decirle que desde que era niña o hace unos días.

- Él y Nessie mantienen ese lazo tan unido desde antes que ella naciera aunque su relación se formalizó hace unos días – interrumpió papá

- Jacob siempre has estado en nuestras vidas incluso antes de concebir a Nessie. Cuando estaba embarazada se empezó a formar el lazo y ha llegado hasta acá – agregó mamá.

- ¡Wow! Supongo que eso es mucho tiempo ¿no? ¿Qué edad tienes Nessie?

- Oficialmente, estoy por cumplir quince aunque aparento más.- le dije con una sonrisa presumida.

- ¡Únicamente quince! Creí que llevaban más, su lazo parece tener cientos de años…

- Créeme que quince años con el olor a perro, es suficiente – dijo Rosalie desde la puerta de enfrente- Lo puedes imaginar…

- Rose, Jake no es un perro – le dije ferozmente. Nunca le había hablado así a Rose por lo que me regresó una mirada confundida. Intenté cambiar mi gesto feroz pero creo que me dominó- Lo siento – le dije preocupada.

- No hay problema – me dijo Rose. Eso me tranquilizó un poco y continué con mis preguntas hacía Dominiq.

- ¿Cuándo descubriste tus dones? – pregunté inmediatamente. El me vio con los ojos abiertos por la sorpresa y contestó un poco vacilante.

- La telequinesis la descubrí hace unos tres o cuatro años. Había una película en los cines sobre unos jóvenes superhéroes y uno de ellos tenía ese don, si se puede llamar así. Los niños en la ciudad hacían el intento y siempre fallaban. Una tarde al llegar a mi apartamento sentí curiosidad, había leído que algunos vampiro tenían “superpoderes” y lo intenté la única diferencia con los niños fue que no fallé.- dijo riendo.

- ¡Qué forma tan divertida! – dije entre risas. No podía asimilar el hecho de conocer tu don de la forma más inesperada. Lo creía patético pero a la vez o encontraba fuera de lo común y lleno de vitalidad. No era un don abrumador como leer mentes o ver el futuro pero poder mover cosas con tu mente, digno de un superhéroe, tal como Dominiq había recalcado.

- ¿Y cómo descubriste lo de las mentes? ¿Otra película? – bromeé.

Cuando lo mencioné su gesto cambió, se volvió triste. Sus ojos perdieron el brillo y su cuerpo se había tensado. El dolor era tangible. No quise seguir preguntando y me quedé callada a su lado. Si no quería continuar, su rostro me daba a entender que significaba porque era un recuerdo doloroso, o algo parecido.

- Si no quieres, no lo cuentes… entiendo – le dije dulcemente. No quería que se sintiera obligado a contarme, que me haya contado un poco de su vida había sido suficiente: por hoy claro. No me iba a rendir aunque le daría unos años con esa historia.

- No te preocupes. – me dijo con una sonrisa, aunque en sus ojos pude ver el esfuerzo que le tomaba haciéndolo. No quise decir nada, no sabía que decir de todas maneras.

“Lo descubrí por mi novia, ella no sabía nada de mi naturaleza y de todo lo que yo era. Sus pensamientos me traían loco, no los escuchaba pero podía percibir decisiones y reacciones que se formaban en ella. Se llamaba Rebecca Sorong. Digo llamaba por que hace tres meses murió de cáncer. Todo empezó una tarde de mayo, era su cumpleaños el primer día que la vi. Su cabello era de un color rubio con unos pequeños toques castaños, se movía al viento cada vez que su cabeza se movía un pequeño centímetro, era bastante obsesivo, no podía apartar mi mirada de su rostro. Sus ojos eran cautivadores y dulces a la vez, era un equilibrio perfecto. Me enamore de ella desde la primera vez que la vi., mañana tras mañana me acercaba a hablarle, a veces de cosas tontas e inmaduras. Al cabo de un mes de estupideces me decidí por invitarla a salir y aceptó. Pasamos un tiempo muy hermoso y conseguí que se enamorara de mí, no sabía como lo había logrado pero le agradecía a su corazón por haber escuchado mis plegarias.”- se detuvo y tomo su cabeza entre las manos, ocultando su rostro. No quise preguntar ni comentar nada y espere a que se repusiera para continuar. El silencio reino por cinco minutos, luego se destapó el rostro y se dijo unas palabras que no alcancé a oír, seguido de eso levantó la frente y continuó.

“Estábamos por cumplir dos años de relación cuando decidí proponerle matrimonio, mientras iba en camino a casa me dije que era hora de decirle sobre mi naturaleza, no podría esconderle el hecho que fuera un algo así como vampiro. Sabía que ella me amaba y que probablemente entendería que no le haría daño y que podríamos tener una vida normal, tal como la habíamos estado viviendo hasta ahora. Una parte de mí me decía que no debía hacerlo y en mi opinión personal: debí hacerlo, pero no lo hice. Cuando le comenté sobre mi naturaleza Becky se alejó de mí al instante y me dijo muchas cosas que no has de escuchar por aquí. Me dijo que no deseaba verme más y que deseaba más que cualquier cosa en el mundo que pudiera encontrar una forma de morir o si quiera de desaparecerme de este mundo. Fue muy duro para mí escuchar todas esas palabras pero ella tenía razón: Yo no era parte de la naturaleza por que no debería existir “- Dominiq se estremeció y negó con la cabeza para sí mismo. Me dolió ver la expresión de sus ojos, me lo pude imaginar, si Jake no supiera nada de mi naturaleza y él no fuera “normal” sería de entenderse que hiciera lo que Rebecca le hizo a Dominiq. Me pareció muy duro de aceptar, incluso mi sangre se sintió frío, no podía pasarme algo parecido.

“Sabía que no podía dejar eso así, no podía simplemente desaparecer y correr el riesgo que ella corriera chismes sobre mi naturaleza. Estaba concentrado en su mente tan intenso, intentando averiguar que pensaba hacer con la noticia aunque mis deseos que se olvidara de mí, de lo que oyó y que fuera a ser feliz fueran más grandes. Al instante ella dejó de pelear y me preguntó quien era, no le contesté y corrí lejos de allí” – de sus ojos rodaron lágrimas y lo abracé, fue un reflejo instantáneo al cual el respondió alejándome. Me quedé inmóvil a su lado, no sabía que decirle.

- Gracias por escucharme, Nessie – me dijo Dominiq interrumpiendo el silencio.

- Gracias por confiar en mí. Discúlpame por el abrazo, fue un reflejo.

- No te preoc… -se detuvo y cerró los ojos concentrándose en algo.- vienen por ti – me dijo cuando abría los ojos.

- ¿Qué? – pregunté confundida.

- Se acercan… -cerró los ojos y abriéndolos con una sonrisa de satisfacción me indico que eran cuatro licántropos y una humana. Si no me equivocaba serían Leah, Seth, Quil, Jared y Jacob pero ¿Traían a Claire?

Entraron por la puerta principal ya todos convertidos en humanos, Dominiq no dijo nada y subió hecho una bala. Pensé que no quería problemas con Jake ahora que toda su manada se encontraba aquí.

Yo había acertado en los nombres y Dominiq en la cantidad; el primero en pasar por la puerta fue Jake y luego después venía Quil, Claire y Jared, de último venían Seth y Leah, que no parecía muy contenta, como era de costumbre.

- ¿Dónde están todos? – preguntó Seth al ver que la mansión estaba casi vacía.

- Emmett anda refunfuñando muy lejos de la casa- le dijo entre risas mi madre.

- Los demás están de caza, a excepción de Carlisle, Esme y Dominiq –contestó papá tranquilo.

- ¿Dónde está Carlisle?- preguntó Embry- Necesito hablar con en sobre… - vaciló- cosas – dijo al final un poco apenado.

- Yo le digo, no te preocupes – dijo papá mirando a la ventana, supongo que intentaba restarle importancia a lo que Embry haya pensado.

- Emmm… Gracias –dijo Embry

- ¿Quién es Dominiq? – preguntó Claire

- Dominiq es nuevo, deberían conocerlo – dijo Jacob con una sonrisa a toda la manada. Leah hizo un mal gesto.

- ¿El es el que se parece a… - vaciló- Renesmee? – preguntó al final Leah. Le costaba mucho dirigirse a mí, no le agradaba del todo.

- Sí, creo que es muy buena persona a pesar de todo… - dijo con una sonrisa hacía mí.- Podrían ser buenos amigos, Leah – le dijo mientras se acercaba a mí. Me dio un beso en la frente mientras Leah le hacia mala cara. –Pero será hasta mañana chicos, porque tenemos guardia que hacer – dijo alejándose de mí, lo tomé por el brazo, me vio con los ojos desorbitados por la sorpresa.

- ¿Guardia?- rezongué viendo sus ojos. ¿Cómo pensaba en hacer guardia? Según las bolsas debajo de sus ojos llevaba por lo menos dos días sin dormir, lo conocía bien: quería asegurarse de mí mientras mis padres estaban de caza o fuera de la cabaña.

Se estaba pasando de sobre protector y lo sabía con toda certeza. Le toqué los ojos con mi mano y el cerró los ojos en señal de estar intentando suavizar las cosas, pero hoy no se saldría con la suya. Necesitaba dormir, eso último se lo transmití mentalmente.

- Lo hacemos todo el tiempo, Nessie, estoy bien. – me dijo con los ojos cerrados aún. No respondí y vi de soslayo a Seth, que tenía fija la mirada en nosotros.

- Si quieres solo lo hacemos nosotros, Jake – dijo Seth inmediatamente. Lo voltee a ver de cara para verificar si ellos también habían estado sin dormir y comprobé que Jacob era el único.- La manada de Sam nos puede ayudar- agregó luego que nadie le contestara. Jacob abrió sus ojos de golpe y se volteo hacia la manada, con la autoridad grabada en el rostro, supuse que había entrado en estado alfa.

- No es justo para ustedes

- Hermano, realmente necesitas dormir. Nessie tiene toda la razón- dijo Quil sonriéndome.

- Esta bien – se rindió Jacob – De acuerdo pero...

- …Nada- lo interrumpió Leah- No te vuelvas tan paternal, estaremos bien – bromeó

- Claro, claro. Entonces me iré a casa…

- … No – repliqué

- ¿Qué? – me preguntó confundido.

- Te Quedas conmigo- no termine mi frase porque sentí un rápido movimiento del aire a mi alrededor y Jacob estaba más lejos de lo que estaba antes; mi padre me tenía en sus brazos y soltaba sarta horda de acusaciones hacia ambos.

- Tranquilo – le dije mientras caminaba de regreso a Jake, sus brazos me detuvieron y los ignore – Te quedas conmigo porque solo así estaré segura de que duermas, que duermas- recalqué. Mi padre me soltó y ahora solo le dirigió miradas envenenadas a Jacob.

- Supongo que no tengo otra opción, ¿cierto? – me dijo Jake con una sonrisa traviesa, no necesitaba leer su mente para saber que pasaba por ella, una sonrisa tímida se formó en mis labios.

- Contrólate, Jacob Black, o te sacó a patadas- le espetó papá

- De acuerdo, de acuerdo – le dijo y me abrazó dulcemente, mi padre se relajó y se alejo un poco para situarse junto a mamá.

Ya podía sentir el pesado peso de la noche y mis ojos se empezaban a cerrar. Sabía que en estos momentos papá no estaba concentrado en mis pensamientos así que hablé.

- ¿Nos vamos? El sueño intenta ganarme – reí

- Vamos a casa- finalizó mamá.

jueves, 5 de agosto de 2010

Sorpresa

No estoy segura de haber dormido mucho. Me despertó el olor a tocino y la emoción de conocer a mi amigo sorpresa.

Mis sueños no fueron nada parecidos a los de la noche anterior. Hoy no había soñado. Esto era raro y no sabía si era buena o mala señal. Me levanté de la cama imaginando que mis padres estarían en la cocina. Al salir me vi en el espejo comprobando que mi falta de sueño no se notara tanto. Era casi imperceptible pero lo que me delataba era lo blanco de mi piel y lo rojo debajo de mis ojos. Nunca había pensado en usar maquillaje antes de salir de mi cuarto por la mañana pero no quería que mis padres se preocuparan. Puse un poco del maquillaje debajo de mis ojos y no se noto nada. Salí en ropa de dormir. Mientras caminaba a la cocina agudicé mi oído en busca de una voz diferente a la de cualquiera de mi familia. Nada.

- Buenos días hija. ¿Deseas comer? – preguntó papá en tono dulce

- Sip – dije dando un saltito hacía la silla más cercana

- Espero que te guste.

- Mamá, ¿no crees que es demasiada comida para una sola persona?

- ¿Qué? No, por su puesto que no.

- Eres muy exagerada – reí - ¿Dónde esta Jake? ¿Y mi sorpresa?

- Jacob está a punto de entrar y tu sorpresa no ha llegado.

Intenté agudizar mi oído para buscar las pisadas de Jacob. Nada. Lo estaba intentando con tanto esfuerzo que el sonido de la puerta al abrirse me hizo pegar un salto.

- ¡Buenos días! –gritó Jacob desde la puerta

- Bienvenido, Jacob. ¿Quieres comer? – le ofreció amablemente mamá

- ¡Claro que sí!

Atravesó el espacio desde la sala al comedor en dos zancadas. Se sentó en la silla contraria a la mía. Cuando pasó a mi lado me dio un beso dulce en la mejilla al cual mi padre respondió con un gruñido y un “perro” entre dientes.

- Edward, compórtate - le reprendió mamá al oído cuando pasó a su lado.

- Gracias, Bella. –respondió Jacob con una sonrisa presumida dirigida a mi padre.

- ¿No se supone que dejaron atrás los rencores?

- No es rencor… Eres mi hija, Renesmee. Eres muy joven todavía para este tipo de situaciones.

- Si claro. Bella y tú eran peores.

- Jake, estoy comiendo. No me hagas vomitar. - gemí

Jacob rió a carcajada limpia. Estoy segura que si mamá se sonrojara, en estos momentos estaría de un rojo intenso. La vi de soslayo y tenía una sonrisa tímida y papá bufó.

- ¿De qué sorpresa hablaban antes de que entrara? –preguntó Jacob.

- Alice vendrá con un… semivampiro y semihumano. Como yo. No sé a que hora. Es una sorpresa.

- ¿Él? ¿Cómo? ¿Es como el de Las Amazonas?

- No te preocupes, Jacob. No es como Nahuel. Él viene de Inglaterra. Es diferente a Nahuel y no ha probado sangre. No estamos seguros del por qué. Alice vendrá pronto a explicarlo. Sorpresa para Nessie porque entonces no es la única aparte de Nahuel. Podría llegar a ser parte de la familia. – dijo papá respondiendo a todas las preguntas que Jake había hecho en voz alta y en su mente.

- ¿Inglaterra? ¡Wow!

- Edward es ¡Sorpresa! – rezongó una voz detrás de la puerta. ¡Alice!

- Ups – dijo papá sonriendo.

- Jacob cúbrele los ojos a Nessie.

- ¿Qué? No. ¿Por qué debería de hacerlo?

- No discutas.

- Claro, claro.

Jacob cubrió mis ojos con sus cálidas manos poniendo su barbilla entre mi clavícula y mi hombro. Me dio un beso debajo de mi oreja que me hizo estremecer y me dijo al oído: “te quiero”. Eso definitivamente lanzó mi muro de resistencia al suelo. Me voltee para tener su embriagante aliento más cerca de mí. Mi padre carraspeó. Me reí tímidamente y quite las manos de Jake para poderme dar la vuelta. Voltee mi cara hacía la suya poniendo mi mano detrás de su cuello. Estaba a punto de besarlo cuando mamá interrumpió. Ella me tomó la cabeza y me puso de frente, otra vez. Me vendó los ojos con sus manos y me dio un beso en la coronilla. Escuché que Jacob refunfuñaba y Alice afuera zapateaba insistentemente, una señal de desesperación.

- Jacob es el único favor que te he pedido y lo hechas a perder. Nessie eres exactamente igual que Bella… no pueden controlar sus impulsos. Aunque Jacob no ayuda para nada. – dijo Alice molesta haciéndole un sonido con la lengua de disgusto a Jacob.

- Lo siento, Alice – dije entre balbuceos tímidamente, sentía que mis mejillas se estaban tornando de un intenso color carmesí y más aún porque mi amigo sorpresa es muy probable que haya estado allí.

No estaba muy segura de que estuviera allí hasta que escuché una risilla sofocada y la respiración tensa de Jacob. Sabía que a Jake no le hacía mucha gracia esto de nuevos miembros en la familia y menos parecidos a mí. Ni si quiera le agradaba Nahuel, decía que él me quería más que una amiga pero yo no estaba nada segura. Jake había aceptado a Lauren y a Damien porque sabía que nunca habían matado a un humano. No le agradaba lo nuevo y menos si no sabía exactamente de qué se alimentaban; sin embargo sabía que había algo más. No podía preguntarle en estos momentos porque seguramente Alice tendría mucho que explicar. Le preguntaría en la noche.

Mientras pensaba en eso no le puse atención a la discusión entre Alice y mi madre hasta que pude poner un poco más de atención.

- Oh vamos, Alice. Está lista

- No estoy muy segura. No sé como iría a reaccionar respecto a –vaciló-. Su don.

- Sigo aquí –protesté

- ¿Su don? – preguntó Jacob ignorando mi protesta

- Ya te lo explicaré. Bella ya puedes quitarle las manos de los ojos.

- Bueno.

Cuando abrí los ojos de nuevo. Frente a mis ojos estaba una persona de no más de veinte años, creo que tenía físicamente veinte o si mucho, veintidós… Él tenía unos ojos penetrantes color verde obscuro que me miraban con curiosidad y expectación a la vez. Sus cejas eran negras y enmarcaban sus ojos a la perfección. Traía el cabello marrón claro un poco revuelto y escondido en un gorro color gris. Tenía un pequeño lunar en su mejilla derecha y cuando me sonrió se movió. Sus pómulos estaban levemente marcados y su nariz era perfecta. Las pestañas espesas de sus ojos se movían de forma exagerada cuando parpadeaba. Se desplazaba sinuoso y sincronizado. Me pareció muy guapo aunque no más que Jacob. Aún no sabía cual era su don y me ponía ansiosa.

- ¿Cuál es su don? No me asusto fácil – dije intentando parecer casual

- Su don no es como el de cualquiera de nosotros, hija. – me explicó papá.

- ¿Me puede matar?

- No, pero no es solo uno.

- ¿Se puede tener más de uno?

- No sabíamos que era posible pero sí.

- Disculpen que interrumpa. No soy peligroso. No le haré daño. Lo prometo –dijo el joven.

Jacob gruñó y se acercó a mí con ademán protector. Me tomó por la cintura dulcemente aunque sabía que era su forma de decirle sin palabras que él estaba dispuesto a luchar. Busqué su mirada y le tomé la mano. “Todo esta bien” le dije mentalmente. Él asintió aunque con desconfianza. Observé por el rabillo que Jake levantaba la mirada hacía el desconocido que había interrumpido.

- Lo prometo – repitió aunque esta vez era más dirigido a Jacob que a mi padre o a cualquiera de los otros.

- Edward… -dijo Jacob

- Preséntate – le dijo papá al desconocido.

- Bien. Hola, me llamo Dominiq. Tú has de ser Renesmee ¿Cierto?

Asentí, no estaba segura que fuera a ser capaz de destilar mi voz.

- Imagino que tú al igual que tu compañero – dijo dirigiendo una mirada a Jacob-. Deben de tener mucha curiosidad respecto a lo que dijeron de dos dones. Bien pues yo tengo el don de la telequinesis, puedo mover cosas con mi mente. A la vez con mi mismo don de la mente puedo controlar tus recuerdos y trastornarlos a mi antojo. Puedo cambiar tu forma de ver las cosas y tus decisiones.

- Wow- fue la única palabra que fui capaz de articular.

- ¿Qué tanto puedes levantar con tu mente? – preguntó Jacob

- No he intentado levantar mucho.

- Interesante – dijo Emmett desde afuera de la casa -. ¿Quieres intentar conmigo?

- ¿Quién es? – preguntó confundido Dominiq

- Emmett- contestamos todos al unísono.

- Bienvenido a la familia – dijo Carlisle.

No me di cuenta a que hora toda mi familia se fue acercando a la cabaña a conocer a mi sorpresa.

- No tengas miedo. No te harán daño – dijo Jasper en tono tranquilizador.

- ¿Y tú como sabes que tengo…

- Ya te lo he explicado Dominiq – interrumpió Jasper.

- Lo olvidé

- Es fácil hacerlo pero te acostumbraras – le dijo mi madre dulcemente.

No entendía nada. Él en serio sería parte de mi familia o mis oídos y mi imaginación estaban yendo demasiado lejos. Jake aún seguía a mi lado aunque menos tenso, imagino que lo interesante de los dones lo había relajado un poco. Yo seguía viéndolo fijamente. Jacob no se volteaba para verme así que le dirigí una mirada más intensa a la cual bajó la mirada y examinó mi expresión. Me tomó de la mano y me sacó de la casa. Supongo que mi expresión delataba la mayoría de todo lo que sentía, confusión y curiosidad. Sabía que papá me podría contestar todo lo que se estaba preguntando mi mente pero no lo hizo.

Caminamos varios kilómetros lejos de la casa, ninguno dijo nada mientras caminábamos. No me di cuenta que tan lejos estábamos yendo hasta que divisé el arroyo más allá de mi vista. Me detuve en seco. Jake se detuvo al mismo tiempo que yo, quedamos frente a frente. No quería verlo a los ojos así que dirigí mi mirada a su pecho. No dijo nada pero sentía su intensa mirada en mi rostro. Luego de un rato decidí levantar la vista, me encontré con sus ojos marrones llenos de preocupación y confusión. Podía imaginar que pasaba por su mente sin que me lo dijera o sin necesidad de mi padre, le preocupaba mi repentina confusión y no sabía a qué, por lo tanto se sentía muy confundido.

- ¿Nessie? ¿Estás bien? – preguntó con un tono de demasiada preocupación. No le contesté y bajé mi mirada. –Nessie, amor. ¿Está todo bien? – preguntó poniendo un dedo bajo mi barbilla, obligándome a verlo a los ojos, su voz tenía un grado de desesperación que nunca había oído. Sus ojos tenían la preocupación gravada y su color marrón empezaba a cambiar por un negro. No sabía que tan grande era el daño que le hacía al no decirle que era lo que estaba mal hasta que lo vi en sus ojos. Me estampé contra él en busca de consuelo y en busca de quitarle su dolor. El dolor que mi confusión le producía. Sus labios siguieron los míos aunque con cuidado y muy tensos, realmente le preocupaba. Detuvo el beso, su preocupación y desesperación eran muy grandes para desaparecer tan fácilmente.

- ¿Me vas a contestar? ¿Nessie? ¡Dime! ¡Me vuelves loco!

- Yo estoy loca por ti – dije en un susurro intentando desviar el tema. No funcionó.

- ¿Está todo bien?

- Supongo

- ¿Nessie?

- Simplemente estoy confundida y asombrada ¿De acuerdo?

- ¿De acuerdo? – dijo exasperado.

- No sabría como explicarte como me siento en estos momentos

- Y la solución es no decirme… ¡Muy considerado de tu parte, Nessie! Me traes loco ¿Sabes? Por favor. Dime que es lo que está mal, dime que te confunde

- No lo sé. Creo que el hecho de un nuevo en la familia como yo y aún más fuerte que yo, me confunde un poco. No estoy segura, a ti te gusta él, a la familia también. No quiero que se olviden de mí… - esto último lo dije en un susurro, no tenía idea de lo que de verdad me asustaba hasta que mis propias conjeturas y palabras me lo dijeron. Yo estaba celosa de Dominiq, temerosa que me cambiaran por él.

Jacob al escuchar esto bajo su mano hacia mi cintura para atraerme más a él, no refunfuñe porque su calido cuerpo era como un total antibiótico a mis celos. Cuando tenía la cara enterrada en su pecho él bajó su cabeza hacia la mía, teniendo su boca en mi oído me dijo “Te quiero y nunca te voy a cambiar. Tu familia tampoco lo hará, eres única, amor, y todos te queremos de esa manera”

- ¿Seguro? – pregunté temerosa

- ¿Dudas de mí?

- Por su puesto que no

Cuando terminé de decir mi respuesta abracé más mi cuerpo alrededor del suyo, coloqué mis manos detrás de su cuello retorciendo entre mis dedos su cabello obscuro. Percibió mi necesidad convirtiéndola en suya al mismo tiempo. Me besó con dulzura y cariño, no podía dudar de sus palabras, sabía que me quería y que no había fuerza capaz en este mundo de separarme de él. Cuando abrí mis ojos descubrí los suyos, toda la duda había desaparecido en él, para ser remplazada con la dicha y el orgullo. Dejé que me abrazara por más tiempo hasta que escuchamos a dos personas acercándose, no sabía cuanto habíamos caminado. Me tomó de la mano y esperamos para saber quién venía por nosotros. De los arbustos observamos aproximándose a mis padres, ambos venía con la incertidumbre grabada en sus rostros, incluso papá. Les sonreí y sus expresiones cambiaron, notaron mi estado de ánimo; que ahora estaba extremadamente mejor. Mi madre logró esbozarme una media sonrisa y llegó a mi lado para tomarme muy fuerte en un abrazo y dijo en mi oído “Te quiero: más que a mi propia vida” cuando dijo esto último pasó su mano por el medallón de oro que descansaba en mi cuello. Papá me deposito un beso en la coronilla e intentó ignorar que Jacob me tenía tomada de la mano. Tan grande era el esfuerzo de papá por ignorarlo que cuando le dio un pequeño golpe juguetón en el hombro a Jacob pareció más un recordatorio que estaba presente, el aludido solo le enseñó una sonrisa enorme. Esta escena parecía más que íntima, por primera vez parecíamos una familia normal: con una madre consentidora, un padre celoso y un novio… bueno no sabría que decir sobre mi novio. Sabía que era una de las personas más hermosas que había visto en mi vida, su tez color marrón claro y sus ojos marrón fijos en mí eran más de lo que nunca había pedido.

- Disculpen interrumpir tan bello momento pero creo que es un poco descortés dejar a Dominiq solo. – interrumpió Alice desde atrás.

- Totalmente de acuerdo – asintió mamá pero al darse cuenta de lo que mi rostro mostraba, que ahora había cambiado a un gesto asustado, vaciló.

- Hija, ¿te quieres quedar un momento con Jacob o nos acompañas? – dijo papá que tembló levemente al sopesar la primera opción que me planteó.

- Los acompañamos – aclaré, tomando más fuerte la mano de Jacob. Él asintió y me apretó un poco más de manera instintiva. Sabía que no le hacía ninguna gracia que le restara importancia a mis sentimientos pero ya me sentía lista.

Me creía capaz de hablar con Dominiq, mi ataque de celos e inseguridad estaba completamente erradicado y me di cuenta que era completamente estúpido preocuparme por algo sin sentido. Lo sabía con toda certeza, la razón de la atención para Dominiq eran sus extraños dones, su fuerza y determinación para querer venir con Alice a formar parte de la familia. Mis pensamientos me tenían absorta que no me di cuenta hasta que sentí los escalones de la mansión bajo mis pies. ¿A qué hora la familia se había ido a la mansión? ¿Habían corrido tan rápido que no pude sentir el roce del viento? ¿Qué tan absorta había estado? ¿Me habré quedado dormida? No sabía nada y me sentía desubicada. Mis pensamientos seguían recordando el rostro de Dominiq. El hilo de mis pensamientos estaba en como había llegado a la mansión. Mis pensamientos sucedieron en tan poco tiempo que no había terminado de subir los cuatro escalones del porche que dirigían a la puerta principal. Mientras mi mente volaba, pensé que nadie se había dado cuenta de mi repentino cambio. Ahora ya no estaba absorta en nada en concreto.

- Edward, ¿Qué piensas sobre el asunto de los poderes de… ¿Cómo se llama?

- Dominiq. Intenta no ser descortés, Jacob- siseó mi madre en un susurro.

- Claro, claro – refunfuñó Jacob.

- Compórtate – le regañé. El sonrió.

- Bienvenida de vuelta, hermosa – me dijo quitando un cabello de mi mejilla. Emmett abrió la puerta con una sonrisa socarrona y traviesa. Supuse que había retado a Dominiq o esperaba que mi padre le diera un golpe a Jacob por lo que acababa de decir. Al contrario mi padre no lo golpeó solo gruñó casi inaudiblemente y mi madre le rozó el hombro en gesto tranquilizador.

Sabía que mi madre tampoco era fanática de la intimidad entre Jake y yo, pero confiaba en él: igual que yo. Sabía que no era tan estúpido para poner su cuello y su vida en riesgo, la amaba demasiado. Mientras mis pensamientos recordaban porque Jacob amaba tanto su vida alguien se aclaró la garganta atrayendo mi atención, cuando volteé descubrí que no era para atraer mi atención sino la de Dominiq, que tenía la mirada fija en mí; no era una mirada agradable ni especulativa. Me veía como si… le gustara. Ese rápido nuevo descubrimiento me hizo buscar la persona de donde provenía el tono molesto, era Jake aunque recorriendo la sala descubrí que no solo había sido una sola persona si no tres. Mi padre probablemente veía lo mismo que yo y los pensamientos de Dominiq lo habían hecho proferir dicho sonido. Mi madre pensaba que no era de buen gusto fijar la mirada en alguien y menos teniendo en cuenta que mi novio licántropo, Jacob Black, me llevaba tomada de la mando y la mano que tenía libre le temblaba de ira.

Dominiq entendió rápidamente y fijó la mirada en Jake. No era una mirada de celos, parecía extraña, su gesto era de tranquilidad pero sus ojos verde obscuro estaban fijos en los marrones de Jacob, esté le hizo mal gesto pero no se inmutó.

- Ni se te ocurra Dominiq. Dentro de la mente de Jacob ¡solo puedo entrar yo!- espetó y rugió papá en gesto amenazador. Su rugido sobresaltó a Dominiq, dejando de mirar a Jacob y volteo a ver a mi padre con el horror y la desesperación escritos. Todos volteamos hacia mi padre, no teníamos idea a que se refería con entrar en la mente de Jacob.

- Dominiq intentaba… pensaba, mejor dicho. Pensaba entrar a la mente de Jacob y cambiar su posición defensiva y protectora hacia Nessie, ya que es el que tiene un lazo más grande con ella. Con mi hija – explicó papá en tono muy molesto.

Jacob me separó un poco de él, suficiente para que no lo detuviera y no me lastimara. Sus manos temblaban continuamente al igual que su cuerpo, su furia era tangible. Jake no estaba haciendo intento alguno por detener los temblores, él quería arrancarle la cabeza a Dominiq, únicamente por haber intentado meterse en su mente; yo sabía como se sentía eso y sabía lo molesta que me hacía sentir. Nadie de mi familia hizo ademán de intentar refrenar a Jacob, Jasper tomó a Alice por la cintura y la arrastró a su lado, no quería que se involucrara, ya que era la autora de la idea de traer a Dominiq. Esme sabía que aunque lo intentara perdería así que se escondió detrás de Carlisle, este tenía una expresión de horror pero aún así no tenía intenciones de meterse con la pelea; comprendía perfectamente el enojo. Emmett y mi padre estaban dispuestos a flanquear a Jacob, no querían proteger a Dominiq.

- ¡Chupasangre! ¡Parásito! ¡¿Crees que puedes meterte en mi cabeza?! ¡Te equivocas! – gritó Jacob furioso.

No quería que nadie saliera lastimado por lo cual me acerqué a Jacob liberándome de los brazos de mi madre. Lo tomé por el brazo “Ya basta, no lo lastimes. No he hizo nada y no arreglas nada golpeándolo” le dije mentalmente. Los temblores disminuyeron pero su creciente tensión no se erradicó. Regresó a situarse a mi lado jalándome más a su lado en gesto posesivo. Frente a nosotros Dominiq tenía una expresión de miedo y confusión, no tenía idea como había logrado calmar a Jacob. Luego volteo a ver a mi padre con gesto confuso.

- Jacob es un hombre lobo o licántropo. Como lo quieras llamar. Si valoras tu vida y tu existencia será mejor que no lo provoques y si quieres pertenecer a la familia no provoques la ira de un vampiro. ¿Me entiendes? – dijo papá dirigiéndose a Dominiq.

Su voz detonaba la ira que estaba intentando contener, aunque la intentaba contener continuaba sonando amenazadora; nunca lo había escuchado así. Los gruñidos de mamá, Emmett, Rosalie y Jacob corearon la amenaza. Dominiq entendió al instante y asintió. Se rindió con la disculpa escrita en su cara, aunque aún así lo dijo. La disculpa no estaba del todo dirigida a mi familia era más un lo siento hacia mí.

- No te preocupes. Estoy bien aunque claramente no deberías hacer molestar a Jake o a la familia, no es bueno empezar mal – dije educadamente con una pequeña sonrisa.

- De verdad, lo siento. Empecé de mala manera mi bienvenida a la familia. Lo siento demasiado. Pero me parece fascinante que exista alguien como yo. He vivido todos estos años vagando pensando que nunca encontraría a alguien parecido a mí. Y aquí estas: viva, feliz, con una familia y un… - vaciló

- Novio – completó Jacob. Lo observé detenidamente hasta que volvió la mirada hacia mí y de forma muy sutil le recordé que no tenía que ser de esa manera. Asintió y de forma protectora pasó su mano por mi cintura atrayéndome a su cálido cuerpo.

- Algo así – admitió Dominiq. Su rostro grave había adquirido un tono sonrojado, estaba avergonzado.

- ¿Alice? ¿Por qué no nos cuentas como lo encontraste? – interrumpió mamá, que hasta el momento al igual que el resto de la familia no habían dicho nada. Supuse que mamá había interrumpido para librar a Dominiq de la vergüenza que estaba pasando.

- La verdad no fue tan difícil como la búsqueda de Nahuel – contestó Alice con una sonrisa y gesto despreocupado. Nos indicó con la mano a Jacob y a mí para que tomáramos asiento en uno de los sillones blancos de la mansión. Parecía ser una historia interesante y larga.

“Jasper y yo pensábamos en ir de viaje. Cuando revisé nuestro futuro en busca de cualquier inconveniente para ustedes o para nosotros descubrí un punto ciego cerca de Inglaterra. Londres, para ser exactos. No estaba muy segura a que se debía y pensé que a los únicos que no veía eran los licántropos. Pero no podría ser cualquier licántropo porque a los únicos que no veía era a los Quiletes”- Alice dirigió la mirada a Jacob y le sonrió. Él rió sonoramente.

“Luego me recordé de Nessie, ella también es un punto ciego en mis visiones. Eso aumentó mi curiosidad de quién podría ser y la esperanza de q Nahuel, las hermanas de Nahuel y Nessie no fueran tan únicos como creíamos. Cuando busque alrededor del punto ciego descubrí que respondía al nombre de Dominiq Danton. Me informé también que se encontraba solo, en ese mismo instante pensé en traerlo a la familia ya que no parecía que hubiera probado sangre humana o se controlaba mejor que nosotros; lo cual me era muy difícil de concebir. Al momento de decidirlo le dije a Carlisle y a Esme sobre mi plan y lo aceptaron, creyeron que sería una buena amistad para Nessie.”

- “Tu sorpresa” – repitió Jacob sarcásticamente, poniéndole fin a la historia. Me di cuenta que todo lo bueno que pudo haber pensado Jacob de Dominiq había desaparecido. Parece que Dominiq necesita volverse a ganar a mi familia y a mi novio, pensé, bueno si es que pensaba quedarse.

- Totalmente –asintió Jacob. No me había dado cuenta que había transmitido mis pensamientos sin querer.

Me avergoncé de mi propia ingenuidad y mis mejillas se encendieron. Jacob rozó su calida mejilla con la mía, que estaba de un ardiente carmesí. Su cálido contacto hizo que el color desapareciera. No me había percatado de la atención que nuestra plática había quitado hasta que Emmett gruño con descontento.

- ¿qué les parece? … los tortolitos ya empezaron. – replicó Emmett en tono molesto, alcancé a escuchar un bufido, no sabía de quien era y no me interesó. Estaba perdida en mi novio.

Y así fue como encontré a Dominiq. ¿Por qué no les cuentas tu historia Dominiq? – interrumpió Alice.